lunes, 16 de junio de 2008

HOMENAJE A ERWIN KRUGER U.

Por Carlos Mantica A.
Diciembre,12, 2001

Ni se les ocurra que voy a empezar estas palabras con los saludos protocolarios y cara de circunstancia. Se reiría el difunto “hojomeneado”. Erwin sigue todavía estando demasiado cerca de nosotros para poder ponernos serios. Disculpen pues todas las ilustres personalidades que hoy nos acompañan si los tratamos con la misma confianza con que lo hubiera hecho el occiso.
El Programa me invita a decir unas palabras sobre el compositor. Muchos de los presentes podrían hablar sobre el Erwin compositor con más autoridad que yo. Sobre el Erwin persona sólo los que tuvieron el privilegio de conocerlo y gozar de sus amistad. A estos los marcó para siempre y por eso muchos de los que están hoy aquí han venido, no para recordar sus canciones sino porque no han podido olvidar a un personaje inolvidable.
Lo voy a decir de una vez: Erwin encabeza mi lista de hombres de éxito. El problema es que para ponerlo a la cabeza de tal lista se necesita tener conceptos muy claros sobre en qué consiste el éxito verdadero. Les doy unas pistas:
Erwin enamoró a una mujer fuera de serie, que también dejó huella en cuantos la conocieron, y que 25 años después de muerto el marido seguía tan enamorada de su Erwin como el día de su primera serenata. (Los que crean haber superado este logro que levanten la mano.)
En medio de grandes dificultades económicas supo educar a todos sus hijos en los mejores colegios y Universidades del país. (Algunos estudiaron más de la cuenta y a veces olvidan que más vale ser ingenioso que ingeniero.)
Fue un gran apoyo para su madre y sus hermanos. No le conocí enemigos. Perdonó a cuantos lo ofendieron y nunca enturbió su corazón con envidias, ni rencores. Se codeó con grandes y pequeños pero nunca se humilló ante los poderosos, ni menospreció la amistad del humilde. Supo siempre detectar las virtudes y bondades de las personas y jamás le oí expresarse mal de alguien o criticar sus defectos.
Sabía encontrar la belleza en todas partes y dedicarle el tiempo necesario para empaparnos de ella . El nos enseñó a contemplar un Guanacaste Blanco que había estado siempre allí y que nunca aprendimos a mirar. Con un alma así cualquier baboso es compositor. Basta con ponerle un poquito de música a lo que ya se lleva en el corazón.
Recorrió 22 países en la farándula, y anduvimos juntos por Venezuela, Perú, Argentina y Brazil, Holanda, Francia y España. En el Crillón de París se codeó con Príncipes y Presidentes y en el Maxim’s o Le Lido ( donde ordenó huevos de paslama con chile y yuca ) se sintió tan en casa como en el Guayacán Número 2.
Fue un portador infeccioso de alegría. Una alegría que no se le apartó ni en el terremoto ni en la adversidad, ni en la muerte misma, bromeando y riendo durante la unción de los enfermos.
Para colmo, en Septiembre de 1965 tuvo un Encuentro Personal con Jesucristo que transformó su vida para siempre, pero sin restarle un ápice de su simpatía y picardía. Y así quien fuera un hombre de éxito aquí en la tierra, habiendo vivido a plenitud la vida, vive ahora a plenitud la verdadera, donde aseguran haberlo visto con Jorge Arguello en una nube con aire acondicionado y motor fuera de borda con rumbo desconocido.
Ese es mi esbozo de un hombre de éxito. A fin de cuentas la medida del éxito es la felicidad.
Pero aún esta tiene tres grados:
La del hombre feliz que es la más barata de todas, aunque que cada día es más escasa.
La del que hace felices a los demás y es además feliz haciendo felices a los otros, que es mucho más hermosa y que casi siempre esconde una santidad no comprendida.
Y finalmente la felicidad eterna que es el éxito total y verdadero.
Ahora entienden porque Erwin encabeza mi lista de hombres de éxito. Con un Master en Alegría y un Doctorado en Felicidad, goza ahora del éxito total. Yo le doy una vez más las gracias por haber sido mi maestro.
Y ahora los dejo con su música. ¡Cómo no pasar la vida cantando cuando se tiene tanta alegría!. ¡Como no morir cantando cuando se lleva a Dios en el pecho!. ¡Cómo no recordar su música si su música nos recuerda a Erwin!. Cómo no recordar a Erwin si sigue estando presente y hoy nos dice: “Ya me voy...a echar el otro.” Con permiso.

Erwin Krüger (Tomado de Nicaragua Actual)

Erwin Krüger nació en León, en el año de 1915. Su padre fué alemán y su madre nicaragüense. En 1938 recibe un premio por su canción "La sierra de mi tierra".
Le siguen premios con la canción "Monimbó" en 1941 y por la que muchos años más tarde salvó su vida en una calle del barrio al cual había compuesto la canción.

Erwin Krüger integró el renombrado "Trío Monimbó" con su hermano Carlos quien era cantante y el guitarrista Pepe Ramírez. Erwin Krüger fundó el conjunto "Los Alzacuanes" en 1932 y, ese mismo año, el famoso "Trío Xolotlán"; luego "Los Pinoleros" en 1934 y posteriormente el ya referido "Trío Monimbó".

Si bien Camilo Zapata, con el "Caballito chontaleño", había incorporado el son nica a nuestro cancionero culto y los sones de marimba a la guitarra, Krüger descubrió en su canto el paisaje y la tierra, valorándola con amor. De ahí se haya infundido mucha poesía a la letra de sus canciones. Las más celebradas fueron: "Barrio de pescadores", "El sabanero", "El lechero", "El zenzontle", "Mi pueblito" y "Queja india" – quizás la primera canción de protesta de Nicaragua -, aparte de "Monimbó".

Al respecto, Carlos Mántica ha contado que en una visita a ese barrio de Masaya – para asistir a la toma d posesión del "Alcalde de vara"-, deambulaba con Krüger entre los solares, cuando les salió al encuentro un monimboseño machete en mano y muy pasado de tragos. "Me preguntó mi nombre con cierta malacrianza – recuerda – y desde luego, mi nombre no le dijo nada, luego se dirigió a Erwin y cuando le dijo soy Erwin Krüger, se le iluminó la cara y dijo: Elver Griber, el compositor de Monimbó. Se le echó encima, le dio un gran abrazo y le dijo: Hermano, ahora puedo morir en paz y finalmente le tomó las manos y se las besó".

Mántica opina que es en "Barrio de pescadores" donde Krüger mejor recoge y conserva el paisaje, pero no se agota allí su pincel de acuarelista. Hay estrofas que superan a las de la canción anterior, pertenecientes a sus composiciones "Luna en el estereo", "Estampa serrana" y Mi pueblito", escritas en México, donde vivió varios años trabajando para la radio emisora YNOW. Asimismo, su labor de reivindicación musical fue tan profunda y acentrada que la realizó en no menos de 14 países, conquistando aplausos y premios en festivales internacionales: los de Manizales, Colombia, Miami, República Dominicana y en diversas representaciones en cada uno de los países de Centroamérica. Fue también, con Carlos Mántica, el coproducto del Primer Festival Folklórico Nicaragüense.

En esa dirección, Krüger realizó otra labor: la de musicólogo, rescatando del campo y repopularizándolas – a través de sus conjuntos y del disco – canciones folklóricas como "Palomita guasiruca", "La canción del garrobo" y "Doña sapa". Pero este bohemio responsable y alegre, trabajador y forjador de un hogar modelo, tuvo un encuentro definitivo con Cristo el 14 de septiembre de 1965, sin modificar su alegría y picardía connaturales. Nicaragua Hoy

"Para quienes lo conocimos de cerca y a fondo –ha escrito Mántica-, Erwin es uno de esos personajes que marca, que deja huella, porque contagiaba a los demás con su propio ser... Sabía que amaba lo que hacía y hacía lo que quería. Difícilmente se puede tener más éxito que esto. No le conocí enemigos, nunca alimentó rencores, no lo envaneció la fama, no le esclavizó el dinero y nunca lo venció el dolor. En su compañía se igualaban ricos y pobres que con igual ilusión buscaban su amistad, le hicieron círculos teólogos y artistas, sabios e ignorantes, santos y pecadores".

ERWIN KRÜGER: POETA Y ACUARELISTA MUSICAL (Tomado de Pinoleros.com)

Por cesar
Publicado: Marzo 6, 2008

Tras Camilo Zapata, un joven nacido en León, de padre alemán y madre nicaragüense – continuó renovadoramente la música vernácula al obtener un premio en 1938 con "La sierra de mi tierra". A esta canción siguió, en 1941 "Monimbó": "Masaya, tierra de flores, /Monimbó es tu corazón: /San Jerónimo bendito / te ha dado su protección..." Su autor era Erwin Krüger (1915 – 1973), quien integró el renombrado "Trío Monimbó" con su hermano Carlos – cantante – y el guitarrista Pepe Ramírez.

Transcendente fue la carrera de este compositor, publicista y dueño de imprenta que conoció casi todas las regiones y los caminos del país, contribuyendo a introducir la canción popular a la vida culta nicaragüense y a proyectarla en el exterior. Primero fundó el conjunto "Los Alzacuanes" en 1932 y, ese mismo año, el famoso "Trío Xolotlán"; luego "Los Pinoleros" en 1934 y posteriormente el ya referido "Trío Monimbó".

Si bien Camilo Zapata, con el "Caballito chontaleño", había incorporado el son nica a nuestro cancionero culto y los sones de marimba a la guitarra, Krüger descubrió en su canto el paisaje y la tierra, valorándola con amor. De ahí se haya infundido mucha poesía a la letra de sus canciones. Las más celebradas fueron: "Barrio de pescadores", "El sabanero", "El lechero", "El zenzontle", "Mi pueblito" y "Queja india" – quizás la primera canción de protesta de Nicaragua -, aparte de "Monimbó".

Al respecto, Carlos Mántica ha contado que en una visita a ese barrio de Masaya – para asistir a la toma d posesión del "Alcalde de vara"-, deambulaba con Krüger entre los solares, cuando les salió al encuentro un monimboseño machete en mano y muy pasado de tragos. "Me preguntó mi nombre con cierta malacrianza – recuerda – y desde luego, mi nombre no le dijo nada, luego se dirigió a Erwin y cuando le dijo soy Erwin Krüger, se le iluminó la cara y dijo: Elver Griber, el compositor de Monimbó. Se le echó encima, le dio un gran abrazo y le dijo: Hermano, ahora puedo morir en paz y finalmente le tomó las manos y se las besó".

Mántica opina que es en "Barrio de pescadores" donde Krüger mejor recoge y conserva el paisaje, pero no se agota allí su pincel de acuarelista. Hay estrofas que superan a las de la canción anterior, pertenecientes a sus composiciones "Luna en el estereo", "Estampa serrana" y Mi pueblito", escritas en México, donde vivió varios años trabajando para la radio emisora YNOW. Asimismo, su labor de reivindicación musical fue tan profunda y acentrada que la realizó en no menos de 14 países, conquistando aplausos y premios en festivales internacionales: los de Manizales, Colombia, Miami, República Dominicana y en diversas representaciones en cada uno de los países de Centroamérica. Fue también, con Carlos Mántica, el coproducto del Primer Festival Folklórico Nicaragüense.

En esa dirección, Krüger realizó otra labor: la de musicólogo, rescatando del campo y repopularizándolas – a través de sus conjuntos y del disco – canciones folklóricas como "Palomita guasiruca", "La canción del garrobo" y "Doña sapa". Pero este bohemio responsable y alegre, trabajador y forjador de un hogar modelo, tuvo un encuentro definitivo con Cristo el 14 de septiembre de 1965, sin modificar su alegría y picardía connaturales.

"Para quienes lo conocimos de cerca y a fondo –ha escrito Mántica-, Erwin es uno de esos personajes que marca, que deja huella, porque contagiaba a los demás con su propio ser... Sabía que amaba lo que hacía y hacía lo que quería. Difícilmente se puede tener más éxito que esto. No le conocí enemigos, nunca alimentó rencores, no lo envaneció la fama, no le esclavizó el dinero y nunca lo venció el dolor. En su compañía se igualaban ricos y pobres que con igual ilusión buscaban su amistad, le hicieron círculos teólogos y artistas, sabios e ignorantes, santos y pecadores".

Homenaje póstumo a Krüger

Wilder Pérez R.
wilder.perez@laprensa.com.ni

A los 28 años de haber fallecido Erwin Krüger, el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes (Mecd) hará un homenaje póstumo al “acuarelista musical”, como también se le conoció.

Con una velada que iniciará al las siete de la noche, y en la que participarán algunos de los mejores exponentes de la música nacional, el titular del Mecd, Fernando Robleto, entregará una placa de reconocimiento a los hijos del gran compositor de la música nicaragüense.

El galardón ordenado a Krüger en forma póstuma, tiene como leyenda: “Por su valioso ingenio y dedicación a la cultura nacional a través de la música”.

Y es que el cantautor logró una personalidad plena de armonía y le dio vida a su música, tal como se destaca en la web www.musicanica.com al referirse a Krüger. Asimismo, la fuente informática menciona que él “introdujo el canto folclórico en la vida del pueblo nicaragüense y en llevarlo al exterior y hacerlo triunfar en festivales y concursos”.

Krüger, nacido el 2 de noviembre de 1915 y fallecido el 28 de julio de 1973, también produjo el Primer Festival Folclórico de Nicaragua. Además fundó los famosos Trío Monimbó, Trío Xolotlán, Los Pinoleros y Los Alzacuanes.

Entre sus canciones más conocidas están “Barrio de pescadores”, “Mi pueblito”, “La Madrugada”, “Mentira”, “Sinceridad”, “Luna en el estero”, “Monimbó”, “El sabanero” y “El Arriero”.

El homenaje será en el campestre “Intermezo del bosque”, ubicado cinco kilómetros al sur del colegio Centro América. Habrá un acto cultural durante la ceremonia, en el que sobresaldrá la participación de Norma Elena Gadea con “Los Juglares”, Carlos Mejía Godoy y “Los de Palacagüina”, Otto de la Rocha, el ballet Masehuatl y la Camerata Bach.

El musicólogo Carlos Mántica brindará una biografía del homenajeado al momento de presentar el galardón.

Erwin Krüger Urroz, el acuarelista musical

lunes 13 de agosto de 2007

Publicado por Erwin Krüger Maltez (su hijo) el 11 de agosto 2007

Diario La Prensa


Erwin Krüger Urroz fue un pionero en abrir espacio a la música nacional en Nicaragua. En un tiempo en que la música nacional era vista de menos, él vio su belleza, la exaltó y la divulgó como pocos hasta colocarla en el sitio que le correspondía en el corazón de los nicaragüenses.

Con orgullo, llevó nuestra música a la arena internacional, en misiones artísticas a más de 14 países de América, cantando lo mejor de nuestro folclor y de nuestros mejores compositores. Este esfuerzo lo extendió al baile nacional, montando en 1970, junto con Chale Mántica, quien llega a convertirse en su más íntimo amigo, y en la arena de la entonces Feria Ganadera, hoy Centro Comercial Managua, nuestro Primer Gran Festival Folclórico Nicaragüense, con la participación de más de 120 “bailantes” y de nuestros mejores tríos e intérpretes.

Su padre alemán le imprime el carácter y la vocación familiar por la música, y su madre nicaragüense, su alma gemela, poeta y cuentista por mérito propio, de alma delicada, le transfiere también la musicalidad de la familia Urroz, agregándole su fineza poética.

Con nombre extranjero, de ascendencia europea y nicaragüense de nacimiento y de corazón, se transformaba completamente al vestirse de cotona y caites, y con su guitarra, con una profunda alegría en el rostro, cantaba a Nicaragua, cantaba lo de Nicaragua, y cantaba para Nicaragua.

Pero lo más sobresaliente de su obra fue su composición musical que combinaba la música con la poesía, el paisaje con los colores y olores, el ritmo y la candencia con la polifonía de los sonidos.

Pablo Antonio Cuadra alguna vez dijo que había descubierto al canto del movimiento de vanguardia, ya que su música era poesía, y su poesía se convertía en música. En una simbiosis especial, y con un refinamiento y complejidad tal, que un artista europeo me dijo una vez: la belleza y complejidad de la música de tu padre se notan al instante.

Y esa sensibilidad, que no conocía el egoísmo, y en la que predominaba más bien la humildad al referirse a su obra, comparte sus conocimientos y talento con otros artistas, alentándolos e impulsándolos. Haciendo arreglos musicales para ellos. Tino López Guerra, su amigo entrañable, nos contaba que al escuchar por primera vez su arreglo musical de Chinita Corronga, con lágrimas en los ojos le dijo: “Erwin, ya esa canción no es mía, sino tuya; yo hice una china fea pero vos la vestiste de seda”. Fue, con su legendario trío Monimbó, el intérprete principal de Camilo Zapata, y alentó desde un inicio la carrera artística de Carlos Mejía Godoy, entre otros.

Cantó con Otto de la Rocha y muchos otros artistas y compositores la música de Nicaragua. Y al escuchar su música, ver nuestras danzas folclóricas, leer nuestra literatura, nos sentimos orgullosamente nicaragüenses. Más aún, nos proclamamos nicaragüenses, en donde sea que estemos.

Además de su faceta de compositor y arreglista se convierte en un gran recopilador de la música nacional. Fue rescatando verdaderas joyas de nuestro folclor, como Palomita guasiruca, que muchos creen es parte de su obra musical, Los Garrobos, Doña Sapa y tantas más que décadas después se incorporaron al libro Cantares Nicaragüenses, Salvador Cardenal y su Radio Centauro, Carlos Mejía Godoy, Los Bisturices Armónicos, la Brigada de Salvación del Canto Regional Nicaragüense encabezada por Wilmor López, y muchos más lo acompañaron o siguieron sus pasos. Y es así también como este esfuerzo le imprime el carácter campesino a sus propias canciones como El Sabanero, su primer son nica, en donde se destaca el galope del caballo y el paisaje chontaleño.

Su afán por difundir lo nuestro, en la búsqueda de expandir su carrera musical lo lleva al México de finales de los años cuarenta, en donde tiene una actuación distinguida con su legendario Trío Monimbó, en compañía de la voz inigualable de su hermano Carlos, y la guitarra insuperable de Pepe Ramírez, la lejanía y nostalgia de su patria fueron también fuente de inspiración para canciones como Mi Pueblito.

Mi papá encabezó con su trío y una caravana de artistas nacionales, que incluían a la voz incomparable de Magda Doña, la delegación que asistió al primer festival de música latinoamericana, en Manizales, Colombia, que fue seguido por otras giras musicales que lo llevaron a Miami, gira para la cual compuso Como me gusta cuando me miras, inspirándose en el contoneo de una señorita caminado en la antigua Avenida Roosevelt.

Carlos Mántica repite que mi papá fue la persona de mayor éxito que ha conocido en su vida, “…pues simplemente hacía lo que quería y amaba lo que hacía; educó a sus hijos muy por encima del nivel profesional que la vida le permitió alcanzar, y se sentía tan cómodo en el Hotel Crillón, de París, como en el Guayacán Número 2 de Managua. En su presencia se igualaban todos, ricos y pobres, sabios e ignorantes que buscaban ansiosamente su amistad.

Mi padre fue un hombre libre, que amó su Patria y le entregó lo mejor de él, su música. Un día el Señor Jesús tocó a sus puertas en un cursillo de cristiandad y su vida cambió completamente. Desde entonces, sin perder nada de su alegría o de su picardía, se volvió un cristiano a tiempo completo, arrastrando a muchos, entre ellos a toda su familia, a los caminos del Señor.

domingo, 15 de junio de 2008

En un emotivo y nostálgico homenaje revivieron a Kruger

Juan Solórzano, Normal Helena Gadea, Keyla Rodríguez, Luis Pastor González, entre otros, fueron algunos de los artistas que rindieron homenaje a esta leyenda de la música nacional
María Teresa Pérez | mperez@elnuevodiario.com.ni

Las palabras se evaporaron y los suspiros empezaron a brotar en más de uno al recordar el incalculable legado musical, ejemplo de vida, de Erwin Krüger. El cuarto homenaje al canto regional que otorga el Teatro Nacional Rubén Darío, el sábado pasado reunió los más representativos temas del acuarelista musical.

Tras recibir los respectivos reconocimientos, escuchar las palabras de agradecimiento de su hijo mayor, Erwin Krüger, y apreciar un vídeo que enmarcaba una recopilación del aporte artístico y vida del homenajeado dio inicio la gala musical.

Luis Pastor González inauguró la noche con el tema “La Madrugada”, acompañado por la danza del Ballet Folklórico Macehuatl. Uno de los méritos atribuidos a Erwin Krüger fue su aporte como recopilador de temas, entre ellos “Palomita Guasiruca”, que se escuchó al son de la marimba de María José Okarina y la danza del Ballet Folklórico Haydée Palacios.

Norma Helena Gadea con el potencial de su voz interpretó “Acuérdate de mí” y “Mi pueblito”. Otto de la Rocha se desplegó con “Monimbó” en compañía de Macehuatl. Entre los temas más populares de Krüger cuentan “Estampa Serrana” y “Lechero”, los cuales fueron interpretados por “Quinteto”.
Sublimes y angelicales
Con movimientos uniformes de sus manos y voces melodiosas se apareció sobre el escenario el coro español conformado por Morning Singers in the fields, quienes participaron como invitadas especiales; bajo su responsabilidad estuvo “Campanitas de mi pueblo”, completamente a capella. Su canto se alió a la sorpresa de la noche: Carlos Mejía Godoy, el homenajeado de 2006, quien no aparecía en el programa debido a su gira por España, pero se rehusó a perderse el tributo a Krüger y se sumó con su tema “Nicaragüita”.

“Los Zenzontles”, uno de los temas favoritos de Krüger --muchos decían que en su afán por atraparlos también inspiraba el canto-- fue interpretado por el príncipe del son nica, Juan Solórzano, quien acompañado de Macehuatl también cantó “El Sabanero”.

“Queja India”, primera canción de protesta del repertorio de Krüger, y “Luna en el estero”, una más de las descripciones que reflejan la pasión del cantautor por los paisajes nicaragüenses, estuvieron bajo la responsabilidad de Luis Enrique Mejía Godoy.

“Mentiras”, uno de los temas más significativas de Krüger -- cuentan sus amigos y familiares que fue la responsable de su feliz matrimonio-- y “Cómo me gustas”, un estupendo tema que creó para ser cantado por una mujer, no podían estar en mejores manos que en las de Keyla Rodríguez, quien se lució con su voz e hizo partícipe al público de la fiesta.

Con broche de oro los artistas participantes entonaron uno de los temas más emblemáticos del legado de Erwin Krüger: “Barrio de pescadores”, en una despedida en la que también participó el Ballet Folklórico Haydée Palacios.

http://www.elnuevodiario.com.ni/2007/08/06/variedades/55559